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viernes, 26 de diciembre de 2014

Carlos Matallanas, jugador durante 14 años del fútbol modesto y enfermo de ELA “El FÚTBOL me ha enseñado a tener claro que los partidos se juegan hasta el final"

“Hola, soy Carlos Matallanas y me acaban de diagnosticar ELA”. Así, de esta forma tan directa, nuestro protagonista anunciaba el pasado 1 de octubre en su blog de El Confidencial que está enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurológica crónica y degenerativa, que afecta a unos 4.000 españoles y que  tuvo una visibilidad inesperada gracias a la campaña del cubo de agua helada, que comenzó en Estados Unidos y que se ha extendido por todo el mundo con gran fuerza mediática.




Carlos Matallanas tiene 33 años y es compañero de profesión siendo hasta hace poco el coordinador de Deportes de El Confidencial.
Además, ha jugado 14 temporadas, unos 330 partidos oficiales, en el fútbol modesto entre Madrid y Andalucía. Ahora, como cuenta en su perfil de twitter “las botas se han quedado calladas en el armario”.

Hay muchas formas distintas de afrontar las situaciones complicadas. Carlos lo ha hecho con serenidad y tranquilidad y siempre ha tenido claro que no iba a dejar de luchar. Por eso, desde que le confirmaron esta noticia decidió afrontar la enfermedad escribiendo y una de sus prioridades está siendo  pelear sin descanso hasta el final, “no sólo por mí, sino por todos los demás, sobre todo los que vengan detrás”.

Cuando le preguntan de dónde saca fuerzas y es capaz de afrontar con tal entereza y valentía la enfermedad, Carlos, contesta que la respuesta es muy sencilla: “Gracias al FÚTBOL que le ha enseñado a tener claro que los partidos se juegan hasta el final. Que mientras hay vida hay esperanza. Que no hay minutos de la basura y que jugar es de por sí un regalo sea cual sea el resultado. Que debemos disfrutar hasta de la peor de las derrotas, pero disfrutar porque lo damos todo, porque peleamos hasta el último suspiro. Porque sintiéndonos fuertes, ansiando mejorar y haciendo equipo, cualquier sueño se puede convertir en realidad. Porque, hasta que el árbitro no pite el final, cualquier remontada siempre será posible”.



Mañana sábado 27 de diciembre hay una cita importantísima en el Fernando Torres de Fuenlabrada que  acogerá un partido solidario a favor de la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), en el que además de compañeros “tercerolas” de Carlos, también participarán futbolistas como Kiko Narváez o el Mono Burgos, así como otros nombres de la talla de Alfonso Pérez, Dani García Lara, Milinko Pantic, José Antonio Camacho o Paco Jémez. #PorUnMundoSinELA  #ELA  #APorELA




Carlos ¿Cuál ha sido tu trayectoria dentro del fútbol modesto?

Me formé durante seis años en las categorías inferiores del RCD Carabanchel, hasta Juvenil División de Honor. Pasé el último año de juvenil en el Liga Nacional del AD Alcobendas. Mi primer año de senior estuve en el Coslada ‘B’ de Regional Preferente y luego estuve dos años en el DAV Santa Ana ya en Tercera. Al salir de allí, jugué solo cuatro partidos con el AD Parque Europa, en Preferente, antes de caer lesionado del pubis y estar nueve meses sin jugar. El CD Fortuna me recuperó para esto del fútbol con un año muy bueno en Preferente. Fiché por el CD Puerta Bonita, con el que ascendimos a Tercera arrasando en aquella liga 2005/06 y eso me permitió fichar por el CF Rayo Majadahonda, donde estuve dos años en Tercera. 

De ahí un año en el CF Pozuelo de Alarcón (Tercera), otro en el CDC Moscarcó (Preferente), y volví 11 años después al RCD Carabanchel, con el que ascendí en el primer año a Tercera y en el segundo hicimos una temporada espectacular en Tercera quedándonos a las puertas de los playoffs después de haber estado la liga entera entre los cuatro primeros e incluso líderes en solitario en el primer tercio del campeonato. 

En 2012 me trasladé a vivir a Cádiz, y fiché por el Racing Club Portuense (equipo de El Puerto de Santa María), del grupo X de Tercera, donde viví una experiencia muy enriquecedora, quedando en mitad de tabla tras tener la institución muchos problemas económicos, que acabaron desencadenando, por desgracia, en la desaparición de este histórico club. Y ya la pasada temporada, la última en activo y con síntomas de la enfermedad apareciendo, completé mi carrera jugando en la UD Roteña, de la Primera División Andaluza, la equivalente a la Preferente madrileña.



¿Qué les dices aquellos que creen que sólo existe el fútbol de élite y que no respetan ni le dan la importancia que merece a estas categorías?

No creo que haya que decirle a la gente lo que está bien o mal en esto. El público es soberano y es libre de elegir lo que le gusta. Está claro que poder ver fútbol a todas horas por la tele de las máximas categorías, no solo españolas, sino también europeas, pues aleja lógicamente a los aficionados en estos momentos de los equipos de sus pueblos o de sus barrios. Por ahí se ha perdido mucho respecto a décadas anteriores, donde si querías ver fútbol, tenías que ir al campo más cercano, y se valoraba más categorías como la Tercera división, por ejemplo. Pero las cosas son así y hay que aceptarlas. Lo que sí es innegable es que sin la enorme estructura del fútbol modesto que tenemos en nuestro país no habría tan buen fútbol de élite y no hubiéramos sido campeones del mundo jamás, va todo unido. Una cosa se apoya en la otra. Y no hay que olvidar que cualquier equipo federado o jugador, a base de ganar puede llegar a la élite y al revés. Son escalafones necesarios dentro del deporte más importante de nuestro país.

Y tampoco nos podemos quejar, porque hay deportes donde también somos referencias a nivel mundial, como el waterpolo, el hockey, el fútbol sala y varios más, donde en su máxima categoría tienen partidos con menos asistencia que cualquier encuentro de Tercera de fútbol. Y otra curiosidad al respecto es que en Madrid sí hay más desapego con las categorías modestas porque es una ciudad muy grande y convivimos con gigantes como Real Madrid o Atlético. Pero por ejemplo en Cádiz, yo he comprobado que hay mucho más seguimiento del aficionado medio hacia el equipo de su ciudad o su pueblo, mayor cobertura en la prensa local y se respeta más la dedicación que tiene el futbolista modesto.

¿Qué ha supuesto en tu vida personal, ¿Qué te ha aportado este deporte?

Yo me considero, por encima de todo, un hombre de fútbol. Y solo entiendo la vida a través de las experiencias y dedicación que he tenido con este deporte. Lo único que he tenido siempre claro es que quería estar dentro de este mundo, crecer en él y dedicarle todo el esfuerzo que necesitase. Es una cuestión de prioridades, cuando creces y la cosa deja de verse como un simple juego o deporte, sino que te requiere mayor implicación mental y de tiempo, empecé a comportarme siempre como un profesional cualquiera hace con su oficio. Aparte de que siempre he tenido una remuneración por jugar, a veces más, a veces menos, pero siempre lo suficiente como para que te ayude a aceptar ese compromiso y ganas de mejorar. Mientras, seguí estudiando una carrera y he trabajado de periodista con éxito, pero todo era una excusa para poder seguir creciendo en el fútbol y poderme permitir seguir dentro de él. Es complicado decir con palabras lo que me ha aportado el deporte. Es que, para mal o para bien, directamente soy consecuencia de eso. Y ahora que afronto una enfermedad tan grave como esta, es a toda esa experiencia a la que me agarro con naturalidad. Porque es la más valiosa e importante que tengo.





¿Cuál fue el sacrificio que más te costó para jugar al fútbol?

Siguiendo con lo anterior, si apuestas por esto no puedes ver que los esfuerzos que haces son sacrificios negativos, como si te perdieras algo por apostar por el fútbol. Es evidente que te das cuenta rápido que no eres un chaval como la mayoría, en cuanto a lo de salir o a estudiar o a afrontar tu despegue como trabajador. 

Pero son pasos lógicos si quieres dedicarte a esto y se transmiten con naturalidad dentro de un vestuario. Mis amigos y familia, como los del resto de compañeros que he tenido, aprendieron rápido y a la fuerza que la del sábado era mi noche de descanso más importante, que mis vacaciones siempre fueron a principio de verano y de un mes, más o menos, desde los 17 años, porque a finales de julio estaba siempre de vuelta a los entrenamientos, que no tenemos puentes ni apenas fines de semana libres para hacer una escapada, que de finales de julio a principios de junio entrenamos todas las tardes de la semana menos una, siempre un martes o un lunes, que para mí era como es un domingo para la mayoría de la gente. Y lo mismo con la alimentación, que aprendes qué debes y qué no debes comer y cómo hacerlo. Y esto último lo sé bien porque siempre me ha costado mucho esfuerzo mantenerme en mi peso, bien lo saben los que han coincidido conmigo.

No es que haya sido una monja de clausura, al revés. Es que he tenido que cuidarme mucho más para precisamente poder ‘descuidarme’ de vez en cuando, en los momentos señalados donde te lo puedes permitir. Hay quien lo verá como un gran sacrificio todo eso, y sé de muchos chavales que por eso mismo no siguen, teniendo quizá de manera innata el talento que yo he tenido que trabajarme año a año. Pero es parte fundamental e indisoluble de la condición de futbolista, y si quieres ser así, lo haces con naturalidad, porque es lo que debes hacer y te acaba amueblando la cabeza de esa manera para todo lo demás. 


¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción, aquel o aquellos momentos que han merecido la pena tanto esfuerzo y dedicación?

Mis éxitos deportivos, como mi carrera, son modestos. Dos ascensos muy emotivos a Tercera, el último con el equipo de mi corazón, el Carabanchel, mucho más emocionante, por sufrido y por la vivencia en general. Y dentro de tantos años, he marcado algún gol importante para mi equipo, que eso siempre se recuerda como un éxtasis personal. Pero realmente, me quedo con un cúmulo de momentos difíciles de explicar, sensaciones casi cotidianas. Cuando te das cuenta que estás en un buen momento deportivo, por ejemplo, que en mi caso concreto ha sido cuando me he visto el más fuerte táctica, física y mentalmente dentro del campo y ante cualquier rival (y eso no he conseguido que pasara a menudo, por supuesto, si lo hubiera logrado de manera constante, habría jugado en divisiones más altas); o cuando miras a tu alrededor y te ves rodeado de un buen vestuario (que por suerte, la gran mayoría en los que he estado eran muy buenos); o la solidaridad del día a día, cuando alguien que entiende tu sacrificio, porque él lo afronta igual, te anima en una mala racha, o te muestra su confianza en tu fútbol. Y al revés, cuando tu consejo empieza a ser tenido en cuenta por alguien más joven, y te das cuenta de que empiezas a ser referencia para otros que empiezan en esto. Mi mayor satisfacción la compone todo ese cúmulo de vivencias, que considero algo así como haber logrado entender un juego al que le he dedicado toda mi vida. Y eso, incluso en la élite, creo que no todo el mundo lo logra ni mucho menos.


Tu vida ha cambiado en los últimos meses, has tenido que dejar el fútbol al diagnosticarte el ELA.  Para el que no lo sepa, Carlos, ¿Qué es el ELA?, ¿Cómo aparecieron los primeros síntomas?

He tenido que cambiar de rumbo drásticamente y esta es mi primera temporada fuera del fútbol desde los 10 años. Cuando ha aparecido la enfermedad, estaba apurando mis últimas temporadas como jugador mientras me sacaba el título de entrenador. Pero solo he podido completar el nivel 1 y ya nunca podré seguir por ese camino que era el que de verdad buscaba. Ansiaba pelear sin descanso y seguir haciendo sacrificios hasta alcanzar la élite en los banquillos o muy ligado a ellos.

Pero llegó de repente y sin avisar la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que es posiblemente la enfermedad más cruel del ser humano. La ciencia lleva décadas buscándole explicación sin conseguir apenas nada. Aparece en adultos sanos y casi siempre sin ningún problema de salud previo, generalmente en torno a los 50 años, aunque hay casos precoces como es el mío. Y, explicado por encima, es un síndrome que afecta a las neuronas que se encargan de mover los músculos que movemos voluntariamente. El enfermo va quedando poco a poco paralizado, perdiendo el habla, la capacidad de andar, de mover los brazos, de comer, hasta morir por ser incapaz de llevar aire a sus pulmones. El resto de sus sistemas y su intelecto funcionan correctamente hasta el último día, por lo que uno es consciente de lo que le pasa en todo momento. A día de hoy, su diagnóstico significa muerte, porque la media de supervivencia es de unos cinco años, en un proceso muy duro que pese a no implicar dolor, acaba deformando al individuo físicamente hasta dejarlo totalmente inmóvil y totalmente dependiente de otras personas. Y solo un diez por ciento de los enfermos supera los diez años desde el diagnóstico. Precisamente el caso más conocido, el del científico Stephen Hawking, es también el más raro, puesto que lleva desde los 20 años con la enfermedad.

El inicio de la enfermedad puede ser por las extremidades, notando pérdida de fuerza o destreza como primeros síntomas, o, como en mi caso, por la zona del cuello. A mí lo primero que me hizo fue afectarme al habla y de ahí ha pasado a dificultarme la alimentación porque cada vez me es más difícil tragar. Se supone que este inicio es más rápido y letal, pero cada caso es un mundo y nadie puede predecir cuánto duraré o cómo será la neurodegeneración de mis músculos. En la espalda y los brazos ya tengo también síntomas. Y todo avanza imparable.


¿Cómo está el tema de la investigación y con qué medios se cuenta en nuestro país para luchar contra el ELA?

Nuestro país está igual de mal que el resto del planeta, ya que es una enfermedad para la que no hay ni tratamiento que la frene ni cura aún descubiertos. Se necesita investigación y más investigación como única solución, porque hay que descifrar de dónde viene esto y luego cómo frenarlo o curarlo. No se sabe nada importante sobre la ELA pese a que lleva diagnosticándose desde el siglo XIX. Ahora mismo en España somos 4.000 enfermos, todos ‘condenados a muerte’, con 1.000 casos nuevos cada año. Y se estima que ahora mismo hay unas 40.000 personas en nuestro país que sufrirán ELA a lo largo de su vida y aún no lo saben. Es decir, están ahora igual que estaba yo hace dos años, tan felices y ajenos a algo tan trágico y definitivo. Por los que se fueron, por los que ahora estamos sufriéndola y por los que vendrán, estamos peleando en pos de la investigación. El ser humano debe ser capaz de dominar a este asesino en serie que campa a sus anchas por nuestro mundo.

Carlos, sé que te lo han preguntado muchas veces, pero ¿De dónde sacas esta fuerza, esta entereza para afrontar de este modo tu situación?

En una situación como esta, uno solo responde tal cual le sale de dentro. Realmente no he cambiado mi forma de ser, y los que me conocen hace años creo que no se han sorprendido mucho al verme que estoy fuerte en medio de la desgracia. Simplemente, en un momento extremo, pones en práctica todo lo que tú eres, y una vez he sido consciente de que mi actitud podía ser de ayuda para un fin muy importante y vital, pues he seguido adelante intentando que cada día que vivo tenga más sentido. Nunca me he creído ni mejor ni peor que nadie, y ahora tampoco lo hago. Pero me siento orgulloso por ver que tanta gente me apoya y va comprendiendo el fin de la lucha que estoy afrontando junto a mis seres queridos y al lado de todos los enfermos como yo.



¿De qué te han servido tantos años en un equipo de fútbol en estos momentos?

Lo dije en un discurso leído por mi hermano pequeño en un acto que nos brindó la AFE. Y como te he explicado al principio, el fútbol es la respuesta a esas preguntas. A mí me ha dado valores y me ha exigido un compromiso y respeto por mí y por los demás que seguramente sean la clave de mi manera de estar en el mundo. Es complicado expresarlo en pocas palabras, pero sacar lo más positivo de un vestuario de fútbol, el lugar en el que más tiempo he estado después de mi casa, creo que indudablemente te hace una persona capaz de afrontarlo prácticamente todo en la vida.

¿Qué se puede hacer? ¿Cómo se puede ayudar para combatir esta enfermedad?

A corto plazo, el ciudadano de a pie puede implicarse, si se lo permite su economía y lo ve oportuno, haciendo donaciones para investigar la enfermedad principalmente. En España está FUNDELA, que es la fundación que en mi caso he visto más apropiado apoyar en todo lo que estoy emprendiendo. También hay asociaciones que se encargan del cuidado de enfermos de ELA y que necesitan también apoyo económico, porque esta además es una enfermedad muy cara para el enfermo que la sufre. Cualquiera de esas dos vías de ayuda anónima es muy importante. Pero a medio y largo plazo, para combatir la enfermedad lo más importante es que haya una auténtica concienciación de los ciudadanos y de los poderes públicos en la gran mayoría de países del primer mundo, que son los que pueden dedicar su conocimiento y sus inversiones a erradicar algo así. Que la ciencia se sienta respaldada y obtenga resultados, como ocurrió con otras enfermedades tan letales pero mucho más conocidas. Y solo así, llegará un momento en que nadie, ninguna familia, tenga que pasar por el incomprensible calvario que estamos pasando ahora nosotros junto a otros miles de españoles.


El sábado a las 12 en el Fernando Torres de Fuenlabrada, tenemos una cita importantísima para recaudar fondos contra el ELA. Háblanos de cómo surgió esta idea y que jugadores han confirmado su asistencia.

Soy de una familia que pertenece al fútbol modesto madrileño desde hace décadas a través de mi abuelo materno. Y mi hermano mayor, también periodista, pues tiene muchísimos conocidos en este mundillo. Varios de ellos, pensaron que era buena idea rendirme un homenaje para que dijera adiós al fútbol en el campo, y no desde la consulta de un médico. Y de repente la cosa fue cogiendo mucho vuelo, recibiendo el respaldo de mucha gente hasta convertirse en una fiesta que esperemos sea inolvidable y que sirva para recaudar dinero y para seguir concienciando sobre esta enfermedad de la que nadie está a salvo hasta que la ciencia diga lo contrario.

Me ha costado elegir, pero finalmente he hecho una selección de 23 jugadores de prácticamente todos los equipos donde he jugado. Y nos enfrentaremos a un equipo de exfutbolistas de élite que mi hermano lleva organizando desde hace años junto a Kiko Narváez. Se llaman los Desperdicios. Y vendrán, aparte del propio Kiko, Toni Muñoz, Paco Jémez, Dani García Lara (que por cierto llegó a ser compañero mío de manera efímera en el Majadohonda), Alfonso Pérez Muñoz, Quique Estebaranz, Ricardo López, Velijko Paunovic, Camuñas, Petón, Pedro Riesco, etc. Y también vendrá Pepe Reina pero no se espera que juegue porque está recuperándose de una lesión.

Y en mi equipo, juegan Miguel Melgar, ex de Rayo, Leganés, Córdoba, Elche… que es uno de los organizadores del evento y con el que jugué en su última temporada en activo; y también Arribas, central del Sevilla o Bedoya, ex de Numancia y ahora en el Levski de Sofia búlgaro. Y entre el resto de mis excompañeros pues hay de todo, ilustres de la Tercera madrileña; otros que pasaron por ella y han hecho carrera en Segunda B o Segunda o incluso en Inglaterra; algunos de mi etapa de juvenil, otros que colgaron las botas muy pronto, tres de mi ciclo en Cádiz… Y el entrenador de mi equipo será el Mono Burgos, que fue mi entrenador en el Carabanchel y que nos une una buena amistad. Todos estamos muy ilusionados con lo que esperemos sea un día inolvidable y donde vaya mucha gente.


Por sólo 5 euros se puede ayudar mucho, ¿verdad?

Cualquier ayuda es válida en estos momentos. Pero además de esos cinco euros de entrada que irán íntegros para investigación, será importante ver a cientos de ciudadanos, muchos con sus hijos, apoyando una iniciativa como esta. Y me siento muy orgulloso de que sea a través del deporte y en un lugar tan ilustre dentro del fútbol modesto de la Comunidad de Madrid como es Fuenlabrada, cuyo ayuntamiento se ha volcado desde el principio.

Además, recordar que el día 31 de enero hay previsto un concierto en el Barclaycard Center (antiguo Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid) a favor de la investigación contra esta enfermedad con el lema 'Por un mundo sin ELA’  ¿Dónde va a ser y cómo se puede conseguir las entradas? ¿Qué más datos nos puedes aportar al respecto?

Ese es un reto mucho más importante para los enfermos y los investigadores, porque se trata de reunir a 16.000 personas en un concierto cuya recaudación también irá a FUNDELA. La idea surgió de nosotros, pero luego han sido los profesionales de la música, con su solidaridad e implicación, los que han hecho posible un cartel espectacular: Miguel Ríos y Víctor Manuel, M-Clan, Luz Casal, Rosendo, Quique González, Amaral, Rulo y la Contrabanda, Burning, Los Enemigos, Lichis, Sober y muchos más. Las entradas están ya a la venta y nos encantaría colgar el cartel de no hay billetes. Cuestan entre 27 y 47 euros y se puede comprar en la web del recinto y en Ticketmaster (http://www.ticketmaster.es/nav/es/musica/madrid/barclaycard_center_palacio_de_deportes__tt17762/concierto_por_un_mundo_sin_ela/index.html?loce=es-home-left-4-6-CONCIERTOPORUNM ),entre otros lugares. Una vez pase el partido del sábado, que me tiene ocupado mentalmente, me pondré a dar la tabarra con esto porque necesitamos que la cita sea un total éxito.

¿Existe alguna fila cero o número de cuenta donde los lectores que lo deseen puedan hacer un ingreso para luchar contra el ELA?

Si alguien no puede o no quiere ir a ninguno de estos dos eventos pero quiere aportar su importante granito de arena, puede hacerlo a través de FUNDELA ( www.fundela.info ) o la web del Proyecto MinE                                                        
(https://www.projectmine.com/country/spain/ ), que es el más importante ahora mismo en toda Europa para intentar descifrar a esta enfermedad asesina y cruel. Aportando en una u otra web el dinero irá al mismo lugar y será bienvenido, por supuesto.


viernes, 5 de diciembre de 2014

Fernando Sales, jugador del U.D San Sebastián de los Reyes "Si trabajas duro y tienes ilusión puedes cumplir tu sueño"

2 Copas UEFA: 2005-2006 Y 2006-2007, 1 Supercopa de Europa: 2006-2007, 1 Copa del Rey: 2006-2007 y 1 Supercopa: 2007-2008.


159 partidos en primera división entre el Valladolid y el Sevilla y 261 en la división de plata jugando en el Levante, Celta de Vigo, Hércules, Albacete y Alcorcón. Fernando Sales es un refuerzo de lujo para el San Sebastián de los Reyes y para los aficionados verle jugar por los campos de la tercera madrileña va a ser un auténtico placer.
Hablamos de sus razones para recalar en el fútbol modesto, de su experiencia en el fútbol de élite y de cuál ha sido su impresión de jugar en un fútbol que no es profesional.